Resulta evidente que los hábitos de consumo en internet han cambiado mucho desde la era pre-covid. Antes de este periodo, muchos usuarios los cuales ahora realizan multitud de compras online, no habían utilizado este medio para adquirir productos o servicios. Además, el efecto llamada de la demanda online y las necesidades de los comercios para establecer otros métodos de venta, han hecho que también se incremente el número de negocios existentes. Por todo ello, ¿Qué efectos hemos podido presenciar?
Compras menos impulsivas
El cliente español en internet ha cambiado. Ha evolucionado hacia un cliente más reflexivo, más comparativo y menos impulsivo. Ahora, una vez se ha familiarizado con el medio online utiliza su experiencia para comparar atenciones, facilidades, ofertas, precios y, sobre todo, consideración de marca. Rara vez el cliente en cuestión busca un determinado producto y lo compra al primero que lo ofrezca. Ahora los comercios electrónicos deben cuidar hasta el más mínimo detalle de su presentación web, poner sus permisos y regulaciones a la vista y cuidar muy bien cada paso del funnel de conversión.
¿Cómo me entregan el producto?
Al igual que el cliente a la hora de efectuar un consumo en internet se convertido en alguien más comparativo y exigente con los portales, productos y precios, también exige ahora más alternativas a la hora de efectuar métodos de pago y de recogida. Los usuarios tienen claro que desean dar nuevos pasos y flexibilizar todavía más el contexto en el que recoge o paga un producto o servicio. Por lo tanto, los comercios online tendrán que dinamizar esta propuesta a partir de ahora.
No hay duda de que el auge del consumo en internet supone una oportunidad para las Pymes de nuestro país. Sin embargo, a la hora de digitalizarse las empresas deberán poner el suficiente empeño para cubrir estas necesidades. Y para ello deberán arroparse de profesionales cualificados para establecer métodos y estrategias efectivas y transparentes en cuanto al marketing digital se refiere.